Los tumores en la piel
son una masa de tejido anormal cuyo crecimiento es excesivo e incoordinado en comparación al tejido normal. Estos tumores pueden ser divididos en dos grandes categorías:
benignos y malignos. La mayoría de los tumores se manifiestan macroscópicamente por una masa localizada, más o menos delimitada, que altera la arquitectura de la piel.
Cuando el tumor aún no es visible a ojo desnudo, se realiza una biopsia de la piel que se analizará con el microscópico que revelará toda tumoración local de la anatomía microscópica del órgano o tejido afectado.
El arma más eficaz que poseemos, hasta el momento, para defendernos de los tumores es la oportunidad del diagnóstico y del tratamiento. Toda formación sospechosa, con tendencia a sangrar, debe someterse a control médico.
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